Ayer en el pleno, se dio cuenta de la sentencia que anula la modificación puntual del PGOU vigente, por la que se convierte la parcela de terreno rústico de huerta de alta protección en suelo dotacional educativo, por ser contraria a la legalidad.
Ayer en el pleno, el alcalde, a la petición de asunción de responsabilidades por parte de un padre desde el público ( incluso se pidió su dimisión de forma directa), respondió de forma contundente y enérgica que nadie iba a dimitir, y que no podían dimitir a los técnicos, porque fallos los cometemos todos. Según él, todo este embrollo no es una cuestión política, es una cuestión técnica que viene avalada incluso por la Generalitat. Y que todo el trabajo realizado le permite dormir muy a gusto y tener la cabeza bien alta porque responde ante quien sea.
Pero en el colofón del cabreado discurso del alcalde, es donde para mi, está la clave de este asunto del Ausiàs March y otros más, dijo que se había arriesgado y que lo volvería a hacer con este nuevo plan especial, que haría todo lo que fuera necesario para construir el colegio con denodado esfuerzo, que pediría a los ciudadanos que no pleitearan (¡?!?!?), en definitiva, todo lo que hiciera falta.
Y yo pienso, con la cantidad de herramientas que la ley pone a disposición de las administraciones públicas para poder cumplir sus objetivos, ¿era necesario arriesgarse?
Un discurso contundente no tiene porqué ser verdadero, en este caso a mi entender, no lo era, no nos puede engañar diciéndonos que esto no es una cuestión política, la decisión de cómo gestionar la adquisición de terrenos para la construcción del nuevo colegio SÍ es una decisión política. Ya Ferrer avisaba de que su política no era como la de Cuba o la antigua URSS y que no iban a expropiar nada en pos del beneficio público (se les olvidó aplicar esta premisa en los terrenos de Vera para el traslado de Alcampo). Señores del gobierno, esto sí es una cuestión política, y no lo están asumiendo.
No me parece a mi tan noble la actitud del alcalde como pretendía parecer según su demagógico discurso, echando los balones al tejado de los técnicos, aunque sean de 7 administraciones juntas. No ha sido valiente y no ha dicho, me equivoqué, me arriesgué (que si lo ha dicho) y me equivoqué.
Es lo que tienen los riesgos, si ganas, ganas mucho, pero si pierdes, en este caso, pierdes más.
Y los niños de Alboraia no merecen riesgos fallidos, sino administraciones responsables que utilicen sus medios para garantizar sus derechos.
Sus medios eran bien la compra de terrenos en primer término, bien la expropiación en segundo. El riesgo ha sido una más de las novedosas modas de la "nueva gestión" (¿recordáis el GPS municipal?) de la que es pionera este Ayuntamiento (a la sazón futuro? promotor en Saplaya).
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